Hace menos de un año, Macario Martínez viajaba en camión con su uniforme verde de barrendero y un sueño: que alguien escuchara su música.
Hoy, con solo 24 años, ha pasado de limpiar calles a tener su propio Tiny Desk, abrir conciertos de la NFL ante 70 mil personas y componer una canción para The Last of Us.
Todo gracias a un video que se volvió viral en TikTok.
En enero de 2025, subió un clip en el que se le veía de pie sobre un camión con el texto: “La vida pide mucho y yo nomás soy un barrendero que pide que escuches su música”.
La canción de fondo era Sueña lindo, corazón.
En tres días, el video acumuló más de nueve millones de reproducciones y cambió su vida para siempre.
Fama repentina, pies en la tierra
Desde entonces, los reflectores no lo han soltado. Macario reconoce que a veces extraña su vida tranquila:
“Voy en el metro y la gente pone cara de ‘¿qué hace este acá?’”, cuenta entre risas.
A pesar de la fama, sigue viajando en transporte público para ir al estudio de grabación.
“Aunque no haya gente en la tienda, el que atiende me pide la foto”, dice con humor.
Su historia ha inspirado a miles, pero también lo ha enfrentado al lado oscuro de la viralidad: los comentarios de odio.
“Me afectaron, claro. Pero prefiero enfocarme en la gente que me apoya. Eso es lo bonito”, asegura.
Macario Martínez salta de las grabaciones caseras a los grandes escenarios
Antes de dedicarse al aseo urbano, fue jardinero y empleado de comida rápida. En 2019 inició su proyecto musical y grababa con equipo casero.
Hoy, canta con monitores profesionales y ha sido telonero de Kevin Kaarl en una gira por Estados Unidos.
Su primer álbum, Si mañana ya no estoy, reúne canciones escritas entre 2019 y 2025, con temas como Cuídate del viento, Enhierbado y Café.
“Es bonito ver cómo una idea que nació en mi cuarto me llevó a todo esto”, dice.
Un artista que no olvida sus raíces
Aunque ya ha compartido escenarios con bandas como Zoé, Macario sigue siendo el mismo chico que soñaba con cantar.
“La fama te llega de golpe, pero lo importante es cuidar al público. Ellos son los que hacen posible todo esto”, comenta.
Su actitud humilde quedó clara en el festival Bandemia, cuando se fue la luz y decidió continuar el concierto acústicamente en lugar de abandonar el escenario.
“Fue un desastre, pero también una lección. Aprendí que hay que seguir, incluso sin micrófono”, dice con una sonrisa.
De barrendero a fenómeno musical, Macario Martínez es la prueba de que los sueños pueden cambiar de un día para otro. Solo hace falta una canción y un poco de fe para que la vida dé un giro inesperado.
Con información de El País.
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