© Archivo General de la Nación (AGN)
Cuando se habla de la Revolución Mexicana, uno de los episodios más importantes de la historia de México, indiscutiblemente se hace referencia a las principales batallas, ejércitos o líderes, y en muchas ocasiones, entre ellos, no suele destacar el movimiento armado y social que hubo en Guanajuato durante esa época.
Incluso, hay quienes han etiquetado al estado como intrascendente en cuanto al movimiento revolucionario se refiere, toda vez que se argumenta que no existió una agitación de importancia en la entidad.
No obstante, yacen varios pasajes y capítulos en los que efectivamente dicha agitación social y armada existió en Guanajuato, sobre todo durante los años del Maderismo.
De acuerdo con algunos textos retomados del libro El Movimiento Revolucionario en Guanajuato de Editorial la Rana y del Instituto Estatal de Cultura, a fines de 1910, en respuesta a la convocatoria de Madero a una insurrección contra el gobierno de Porfirio Díaz, en el estado se formaron seis núcleos agrarios, conducidos por Cándido Navarro, Juan Bautista Castelazo, Francisco Franco, Moisés García, Catarino Guerreo y Adolfo Azueta.
Los tres primeros de liderazgos sólidos tuvieron mayor relevancia al desenvolverse en las regiones más ricas de la entidad y por haber sido reconocidas como fuerzas insurgentes; entre los mismos, el de mayor permanencia fue el de Cándido Navarro, cuyas bases de operaciones se extendieron a Silao, León y Romita.
En tanto, los otros dos grupos se formaron tardíamente, meses después, cuando el triunfo de la rebelión maderista era casi un hecho; sin embargo, durante el periodo antimaderista de la rebelión, entre junio de 1911 y febrero de 1913, en Guanajuato hubo un sinnúmero de gavillas.
El Gobierno destinó parte importante de los recursos públicos al fortalecimiento de las fuerzas armadas estatales, pero el movimiento fue en realidad contenido por la intervención del ejército federal y el uso de poderosas armas de combate.
En lo que concierne a los ideales de lucha en la zona durante la Revolución Mexicana, las demandas de los alzados estuvieron encaminadas a luchar en contra de los altos impuestos y de la leva, particularmente grave en Guanajuato por ser un estado con una alta densidad de población.
Asimismo, protestaron contra las multas y los fraudes a los introductores en pequeño de frutos minerales y abusos en los precios de las tiendas de raya de las negociaciones mineras, industriales y agrícolas.
De la misma forma, otro tipo de movimiento de fuerte presencia en Guanajuato fue el motín urbano, de los cuales hubo 16 entre mayo y junio de 1911, la mayoría en ciudades intermedias ubicadas a lo largo y ancho del territorio del estado; además, conjuntamente, en el motín se expresó una serie de hechos que guardan relación con los intereses populares.
Finalmente, también cabe destacar las huelgas de obreros fabriles, que se iniciaron en mayo de 1911 y se extendieron a lo largo del periodo maderista, a las cuales también se sumaron más tarde las huelgas de obreros agrícolas que incluso, se llegaron a presentar en 1912.
A pesar de todo lo anterior, la insurgencia popular en Guanajuato no llegó a niveles de rebelión generalizada.
La ciudad de León jugó un papel importante con la presencia de Francisco I. Madero quien, en aquel entonces se postulaba como candidato a la presidencia de México.
En 1910 cuando realizó un meeting en la Plaza de los Gallos de la ciudad para dar su discurso político; no obstante, al no ganar las elecciones, se desató la guerra.
Por su parte, la ciudad de Irapuato formó parte importante de la Revolución Mexicana que inició el 20 de noviembre de 1910, pero fue hasta 1914 y 1915, cuando las batallas llegaron a la ciudad.
El municipio guanajuatense, al tener una estación ferroviaria y que cruzaba por gran parte del estado, fue testigo de varias luchas entre constitucionalistas y villistas.
Además, los ciudadanos de Irapuato experimentaron saqueos, destrucción de edificios y oficinas, además de que sus vías de comunicación eran controladas; y en 1915, Pancho Villa estuvo alojado en uno de los vagones de la estación del ferrocarril de Irapuato, desde donde reunió fuerzas y planeó la batalla de Celaya.
Finalmente, cabe destacar que, la batalla antes citada, el gobierno de Venustiano Carranza se consolidó y su estabilidad política le permitió promulgar la Constitución Política de 1917.
En conclusión, a pesar de que no se le ha dado gran relevancia, el estado de Guanajuato jugó un destacado papel durante la Revolución Mexicana.
La Revolución Mexicana en Guanajuato
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