Foto de cortesía
Esteban García amante de las emociones fuertes, las nubes, la altura, el frío y sobre todo de las cumbres, nos revela un poco del por qué los seres humanos tenemos la necesidad de escalar montañas, caminar desiertos, sumergirnos en las profundidades del mar
Y es que lo cierto es que nos encanta lo desconocido, en parte porque la adrenalina se nos mete en la sangre, y para algunos es sumamente adictiva.
Hola me llamo Esteban García, tengo 41 años y soy orgullosamente de Celaya, Guanajuato.
Comencé a escalar porque una amiga me invitó a subir unos cerros en San Miguel de Allende.
Después de eso, me invitaron a hacer trekking con otros amigos en Querétaro, que fueron con los que empecé a subir montañas.
El primer intento fue el Iztaccíhuatl.
Hay rutas que ya están marcadas dentro de las montañas más conocidas o populares en la república, hay unas más complicadas que otras, pero por seguridad yo prefiero las ya exploradas, obviamente que explorar nuevas rutas para mí en estas montañas sería algo muy genial.
Con mis amigos con lo que comparto esta pasión de subir montañas, hay posibilidad de hacer estas rutas, pero casi siempre vamos en grupo y hay personas que van por primera vez, entonces siempre subimos por las rutas más rápidas y «fáciles».
Yo creo que el ser humano tiene esa sed de aventura. Una vez escuché y vi en una película donde decían que escribas un libro, que plantes un árbol y que escales una montaña.
Exponerte en la naturaleza es algo muy complicado, ya que la montaña son muy impredecible, entonces tienes que llevar lo necesario porque no sabes si va a llover, nevará, abra mucho viento, mucho frío, o todo estará muy tranquilo y bonito.
Las personas suben montañas buscando aventuras, pues no sabes a lo que te vas a enfrentar; a veces se llega un momento donde ya no quieres seguir y se siente muy feo, realmente no solo se trata de subir, porque al momento en que subes a la cumbre apenas vas a la mitad, pues aún falta el regreso que es lo más cansado porque ya vas agotado.
Subir una montaña no es nada fácil.
Este reto me lo propuse, pues quería festejar mis 40 años de una manera diferente, entonces contacté a un guía que me dijo que lo podríamos hacer en 7 días y descansar 1, no voy a negar que al principio sentí miedo.
Llegué a Toluca y esperé a mi guía; de ahí emprendimos hacia el nevado. Al llegar los ejidatarios no nos dejaron subir, así que nos metimos a escondidas, de una manera clandestina, pensé que empezaríamos con el pie izquierdo, pero no fue así, lo logramos, éramos los únicos en la montaña.
Fue una experiencia que nunca podré olvidar; me preparé mentalmente tanto como físicamente, al final lo logré, subí las 5 montañas más altas de México en siete días.
El Popocatépelt es una montaña en la que esta prohibido subir por la actividad volcánica, pero nos arriesgamos. Este reto se queda para mí, no le quise demostrar nada a nadie más que a mí mismo, es una experiencia padrísima. En algún momento me gustaría volver a hacerlo.
Sí, la montaña siempre es un reto.
Asustado no tanto, pero si he tenido precaución, recuerdo cuando subí el Popocatépelt, echo fumarolas, no me espante, pero si lo vi como precaución, mi grupo y yo lo analizamos, íbamos avanzando poco a poco, de repente volvió a echar otra fumarola, pero gracias al universo llegamos a la cumbre y disfrutamos.
Este año fui al Iztaccíhuatl, no pude llegar a la cima porque llovió mucho desde que salimos del campamento, entonces toda mi ropa se mojó, al momento que llegamos a la mitad del camino, al ya conocido refugio de los 100, decidí no seguir porque tenía mucho frío.
Esperé el amanecer para calentarme un poco, pues son temperaturas muy bajas, si ahorita hace frío, imagínate en las montañas.
El frío me calaba muy feo en la piel y en los huesos, así decidí bajar. No pasa nada, hay que tomarlo con calma.
Más que miedo hay que tener mucha precaución, siempre viendo dónde pisas, con mucha concentración, ahí es donde entra la cuestión mental.
Tienes que ir bien abismado y sabiendo que lo puedes lograr, si ves algo diferente que puede causar peligro, tienes que tener la mente clara para poder tomar las mejores decisiones y nunca exponerte.
La montaña que más me gusta es el Pico de Orizaba, la más complicada es el Iztaccíhuatl, porque es más larga, tiene sitios muy peligrosos y tienes que escalar con las manos en algunos puntos.
La más hermosa para mí, es el Pico de Orizaba, porque cuando llegas al glacial puedes ver la pared inmensa de nieve.
Es un camino impresionante, tienes que ir muy concentrado.
Pero las dos son preciosas, cuando estás en la cumbre, sabes que todo valió la pena.
Quiero ir al Ecuador a escalar el Chimborazo y a Argentina al Aconcagua, que son las montañas más altas a nivel del mar en el continente americano.
Ojalá pueda escalar el próximo año, por ahí ya tengo la invitación.
El consejo que les da Esteban García es que si desean conquistar alguna cumbre, lo primordial es el entrenamiento, porque las condiciones cuando uno va subiendo la montaña son muy pesadas.
Lo primero es que por lo menos tres meses antes hay que hacer mucho ejercicio, pero si eres una persona que se ejercita, entonces le recomiendo que tenga un equipo especializado, todo lo que tenga que ver para la protección del frío, también es bueno encontrar y acercarse a un buen guía.
Como experiencia y si quieres experimentar, recomiendo ir a la Malinche y al nevado de Toluca, que no son montañas tan complejas, todo para vivir que se siente el frío, levantarse en la madrugada para emprender el viaje.
También se aprende mucho con videos de YouTube, porque encuentras a muchos aventureros explicando su experiencia.
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