imágen de: www.milenio.com
Hace 30 años, el Papalote Museo del Niño dio inicio a grandes aventuras para todos los niños que lo visitan.
Un proyecto pionero en su tipo en México, dedicado al entretenimiento y aprendizaje de los más pequeños.
Mientras celebra su aniversario, se revela un dato poco conocido que destaca la influencia de Guanajuato en la creación de este icónico espacio.
Los azulejos del gran castillo azul fueron elaborados en Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional.
La paleta de colores vibrantes que adorna el museo se debe a la cerámica artesanal manufacturada en Dolores Hidalgo.
Después de tres décadas de formar parte de este edificio, sigue conservando su esplendor.
Los azulejos, provenientes de Guanajuato, han sido testigos de generaciones de niños que han explorado las maravillas del Papalote.
Adultos que visitaron el museo en su infancia regresan ahora de la mano de sus propios hijos.
Las diferentes generaciones tienen sus fotos con los emblemáticos azulejos azules de fondo.
Aquí se reviven recuerdos y revive la emoción por explorar, jugar y aprender.
Ha evolucionado para convertirse en un referente clave entre los museos interactivos que promueven el aprendizaje a través del juego.
Los azulejos de Dolores Hidalgo no solo son una parte estética del museo, representan mucho más.
Las piezas de azulejo son también un vínculo tangible con la historia y la artesanía de la región.
La elaboración de cerámica artesanal ha sido una actividad crucial en Dolores Hidalgo, Guanajuato.
Es una actividad que ha sido impulsada desde hace más de 200 años por el cura Miguel Hidalgo.
La palabra «azulejo» proviene del árabe «az-zulaiy», que significa «piedra pulida».
Se le llama a los azulejos a una pieza de cerámica de poco espesor, usualmente cuadrada, aunque puede haberlos de otras formas.
Los azulejos del edificio fueron fabricados específicamente por la empresa de Consorcio Artesanal Mexicano en Dolores Hidalgo.
Hugo Alejandro Olguín, era el propietario y quien dejó su huella al fabricar los azulejos del Papalote Museo del Niño.
Su legado también incluye la restauración de los azulejos de la cúpula del Palacio de Bellas Artes y del Centro Nacional de las Artes.
Es así que el Papalote Museo del Niño lleva en su ADN la marca distintiva de Guanajuato, recordando la importancia de la tradición y la artesanía en la construcción de la cultura y la historia del país.
¿Cuáles son los emblemas arquitectónicos de Guanajuato?
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