imagen tomada de: https://www.almatours.mx/
Salvatierra fue oficialmente declarada como Zona de Monumentos Históricos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Esto según el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación y firmado por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Este reconocimiento abarca una superficie de más de 126 hectáreas y comprende 55 manzanas.
Dichas manzanas alojan 241 edificios históricos, construidos entre los siglos XVII y XIX.
Un decreto como este representa un importante avance en la protección y preservación del patrimonio cultural mexicano.
Entre las edificaciones destacadas que se encuentran dentro de la lista podemos encontrar:
La zona también incluye acequias, canales, plazas públicas y diversos inmuebles de uso habitacional y comercial que reflejan la arquitectura tradicional de la región.
Este decreto implica que cualquier obra de remodelación, ampliación o instalación de infraestructura, como anuncios y redes eléctricas, deberá apegarse a la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas.
Aunque esto pudiera entorpecer algunas operaciones, permitirá la adecuada conservación de la zona.
La historia de Salvatierra es una mezcla de momentos prehispánicos y coloniales que han dejado una huella profunda en su arquitectura y en su desarrollo urbano.
Antes de la llegada de los españoles, el territorio estaba habitado por comunidades tarascas, otomíes y chichimecas.
En 1564, los frailes franciscanos establecieron la Doctrina de San Buenaventura de Guatzindeo.
La ciudad fue oficialmente fundada con el nombre de San Andrés de Salvatierra.
A lo largo de la historia de México, Salvatierra ha sido escenario de momentos históricos trascendentales.
Durante la Guerra de Independencia, fue ocupada en varias ocasiones tanto por insurgentes como por realistas.
También en el contexto de la Independencia, en 1821, el municipio se adhirió al Plan de Iguala.
Tras la firma de los Tratados de Córdoba, el alcalde Juan José Bermúdez juró la independencia nacional en la localidad.
Durante el siglo XIX, fue testigo de un auge industrial, evidenciado en la producción textil y la instalación de molinos y fábricas.
En el marco de la Revolución mexicana, la ciudad fue ocupada por los obregonistas, y en 1923 recibió la visita del presidente Álvaro Obregón.
Estos eventos históricos han dejado una marca en su arquitectura y urbanización, que ahora se protege para las futuras generaciones.
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