Guanajuato se pinta de violeta con la llegada de las jacarandas

Guanajuato se pinta de violeta con la llegada de las jacarandas

Con el inicio de la primavera, comienzan a florecer por las calles de Guanajuato esos increíbles árboles de color particular que nos regalan un increíble paisaje en color violeta. Sí, hablamos de los hermosos árboles de jacarandas.

Las jacarandas son árboles de mediana estatura, que llegan a medir hasta 20 metros de altura. Son conocidos por su característico color que suele aparecer especialmente en temporada de calor, cuando despedimos los días de invierno y le damos la bienvenida a la primavera.

Por su encantador aspecto, esta flor color lila resulta ser un verdadero espectáculo visual para quienes gustan de la naturaleza y la belleza. Además, es el elemento favorito para las fotografías típicas de temporada que no pueden faltar en redes sociales.

No obstante, se trata de una especie que no es nativa de México y se cree que su origen se debe a un jardinero japonés llamado Tatsugoro Matsumoto. Conoce la historia de su origen.

¿Cómo llegaron las jacarandas a México?

La historia de las Jacarandas en México comienza en 1892 cuando el jardinero japonés, Tatsugoro Matsumoto llegó al país en una ola de emigrantes japoneses que recibió el estado de Chiapas en aquel entonces.

El talentoso paisajista, que quedó asombrado con la diversidad botánica de la tierra azteca, comenzó a ganar popularidad entre las altas esferas de la época por su gran habilidad para decorar los jardines de algunas mansiones elegantes de la colonia Roma en México.

Fue entonces cuando llamó la atención del presidente Porfirio Díaz, que quedó maravillado con su trabajo y le solicitó que se encargara de los arreglos florales del Castillo de Chapultepec, así como el diseño de otras áreas verdes alrededor.

Pese a los años de inestabilidad política, social y económica derivados de la Revolución Mexicana, Matsumoto logró mantenerse a flote y cerca de los círculos de poder, sirviendo durante el mandato del presidente Pascual Ortiz Rubio, quien le pidió al jardinero, sembrar cerezos en la Ciudad de México como símbolo de unión entre el pueblo mexicano y el japonés.

Aunque confiado de sus conocimientos en jardinería y botánica, Matsumoto predijo que no sería posible hacerlos florecer y optó por otra alternativa que embellecería las calles de la ciudad: las jacarandas.

Fue hasta el gobierno de Álvaro Obregón cuando los ciudadanos se enamorarían de las jacarandas, convirtiéndolas en un ícono de la primavera y principal indicio de la llegada de los días cálidos y soleados.

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