Nuestros abuelos siempre nos llenan de mucho amor, cuidados y tiempo; no obstante, también saben cómo mantenernos bien portados, pues bastan con que nos cuenten algunas de sus historias de terror o leyendas para que de inmediato nos quedemos quietos.
A continuación te traemos algunas historias contadas por abuelitas; de modo que, pintemos nuestro octubre con temidos personajes, para que estas historias sean contadas a las nuevas generaciones.
El perro con ojos de fuego
Un escenario oscuro, una mirada en la ventana, sobre la calle un perro del más allá con ojos de fuego, un espectro nocturno, un augurio de la muerte…
Una de las historias se desarrolló hace muchos años; los protagonistas llevan por nombre Francisca y Don Jesús, dos esposos enamorados, además panaderos de profesión.
Su panadería, era la más famosa de la ciudad de Celaya, la producción diaria, su grandiosa venta, daba a conocer el gran sabor y amor con el que preparaban el pan.
Francisca es mamá de mi abuela materna María, esta historia sucede cuando mi abuelita era tan solo una niña. Mi bisabuela «Paca» relataba que en la famosa, bella y antigua calle de Madero, ubicada en el centro de la ciudad, justo a un lado del que se conoció como el cine Celaya, tenían la panadería y en el fondo del predio se encontraba su hogar.

Don Jesús era muy trabajador, pero amante del alcohol, por lo que todas las noches salía con su amigo Herminio a la cantina a desahogar el estrés del día.
Una noche, ya entrada la madrugada, Francisca se hallaba preocupada porque Jesús no llegaba a casa, se asomaba cada 10 minutos por la ventana para ver si podía ver al fin la llegada de cónyuge. Pero este, al no volver, le ponía los nervios de punta de su esposa.
De repente en la calle, en medio del silencio, se comenzaron a escuchar pasos como si fueran de una persona con armadura, en ese momento Francisca pensó muchas cosas, por un instante sospecho que se trataba de Jesús, se asomó por la ventana y percibió cómo se formaba una sombra negra sobre la calle.
Mientras más la veía, esta sombra tomaba la forma de un perro grande, inesperadamente el perro echó un grito magistral, un chillido espeluznante, pudo ver que tenía los ojos de fuego, como de una hoguera que tuviera vida propia.
El perro se paró fuera de la casa de Paca, ella lo observaba desde la ventana con impresión, en obscuridad y en silencio.
El perro siguió caminando, cuando llegó a la puerta del templo más cercano, Francisca observó cómo el espectro atravesó la puerta del lugar sagrado sin que esta se abriera.
La silla tejedora
El protagonista de otra de las historias lleva por nombre José González, pero era mejor conocido en ciudad como Chacho, él sufría disfonia o voz gangosa, así que cuando él quería decir muchacho o muchacha, sus palabras simplemente se reducían a chacho o chacha, por ello, la gente lo apodó como Chacho.
Chacho contaba que su madre tenía que salir todos los días a ganarse el pan, esto para poder alimentar a sus hijos. Obviamente, los niños lloraban por la ausencia de su progenitora, pero una parte de ellos comprendía el porqué de su partida.
Lo que no sabía su madre era que cada mañana al salir, inmediatamente Chacho y su hermana corrían a refugiarse debajo de la cama en cuanto la puerta se cerraba, minutos después y por arte de magia, el acceso principal de la casa volvía a abrir, dándole la entrada a una señora vestida de encaje negro, no tenía pies, ella flotaba, se decía que era una ánima.
Al entrar, ella se dirigía flotando lentamente a la cocina donde había una silla mecedora, se sentaba ahí con tranquilidad, mientras sus manos comenzaban a tejer una especie de manta.
Chacho y su hermana no podían evitar el llanto, el miedo era tan angustiante que los agotaba hasta dejarlos dormidos.
-Ya no lloren niños, ahorita llega su mamá; decía la mujer- mientras se mecía y tejía.
Ya pasadas las horas, simplemente la mujer desaparecía en el aire de la noche. Chacho comentaba que este suceso se repetía varias veces por la semana.
La endemoniada
La última de las historias relata lo siguiente:
Cuando era niña, recuerdo que todos los domingos era ya una tradición asistir a misa. Usualmente visitábamos el templo del Carmen, que se ubica en la calle de Madero; el palacio contiene muchas puertas de salida, una de ellas te lleva directamente al jardín principal.
Mientras caminas por ahí, puedes apreciar una pintura que ilustra el infierno de una manera extravagante, puedes observarla durante horas, mientras la miras parado, puedes sentir debajo de ti una especie de sótano, pues en vez de azulejo contiene una puerta de madera que se hunde cada vez que la pisas.
Mi abuelita Rosita decía que en ese sótano tenían en resguardo a la Endemoniada.
Cuenta que causó gran pánico, angustia y aglomeración de vecinos. Unas horas antes, en la radio corrió la noticia, todo el mundo se alarmó:
-A las seis llegara a la iglesia del Carmen una mujer encadenada, se le metió el diablo, pero los policías y los frailes lograron someterla- narraba el conductor de la radiodifusora.
El hecho es que esa tarde llegó a la ciudad, primero, el desorden causado por aquella voz de alarma; después, la camioneta, con la supuesta muchacha poseída, sometida entre dos agentes de la ley y tres frailes.

Mi abuelita recuerda y describe la valla humana que se formó a lo largo de toda la calle Ignacio Allende hasta el centro histórico, como cuando desfilan las escuelas.
Personas de todas las edades: niños con el susto brincándoles a la mitad del corazón, curiosos que ya volvían de trabajar y se quedaron a ver en qué paraba todo aquel barullo.
-Dicen que ya mató a su papá, a puros arañazos y mordidas –decían unos.
El hecho es que muy pocos la vieron entrar, hasta donde se sabe, nadie la vio salir. Sin embargo, en el periódico El sol del Bajío del día 20 de mayo, se publicó la nota y una fotografía, la cual no era sino una pobre mujer joven, con aspecto de quien padece esquizofrenia, con los cabellos desordenados, araños y golpes en la piel.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:
Las más terroríficas leyendas de Celaya que no te dejaran dormir
Perfil del Autor
- deapalabras
Últimas notas
Estilo de vida10 de diciembre de 2023Déjate envolver por la temporada navideña en Celaya
Cultura3 de diciembre de 2023Boyens Mendoza, la magia en papel y cartón
Estilo de vida26 de noviembre de 2023¿Romantizar o des-romatizar la maternidad?
Cultura15 de noviembre de 2023El «Paseo por las Luminarias» el retorno de las almas celayenses
2 comentarios
Hermosas historias ❤️
Me dio mucho miedo la primera historia.